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Las ostras de Hossegor

un asunto de familia

catas en el lugar

Las ostras de Hossegor

un asunto de familia

catas en el lugar

En Hossegor, la ostricultura es asunto de familia. Los mismos nombres vuelven de generación en generación. Hoy en día, solo un puñado de ellos defienden una tradición que contribuyó a la fama de la estación.

Desde hace mucho tiempo, los parques ostrícolas que, en el pasado, se desplazaban por el perímetro del lago de Hossegor en función de los bancos y las corrientes, se concentran en la orilla sureste, donde también se ha acondicionado una estación de la Cooperativa Marítima de Hossegor. Esta instalación, generalizada por los reglamentos sanitarios europeos, permite la permanencia de las ostras en un medio estéril (estanque de purificación y de expedición en agua de mar tratada por filtración, etc.). La aventura comenzó después de que Napoleón III hiciera perforar el canal para crear una cisterna y así hacer llegar el lago al mar. Unos cuarenta ostricultores tomaron posesión del lago en 1876. Los pioneros eran arcachoneses y Capbretonnais. Al proponer catas en el lugar, poco a poco instalaron guinguettes, restaurantes a los que los visitantes acudieron.La calidad de las ostras agradablemente yodadas con un ligero sabor a nuez y la reputación culinaria de estos albergues han contribuido en gran medida al éxito del lago. Hoy en día, si bien los ostricultores son sólo un puñado, defienden ardientemente esta tradición y saben aprovechar al máximo sus modestas concesiones vendiendo el fruto de sus entrañas al precio justo, en el lugar y en los mercados de las Landas y del País Vasco.

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