Gracias al hombre, y no sólo a la naturaleza, el departamento de las Landas cuenta hoy con una de las mayores superficies forestales de Europa. Verdadero "pulmón verde" en el centro de nuestra región, creado en el siglo XIX por orden de Napoleón III, el drenaje de la estepa, antaño pantanosa, proporcionó las condiciones perfectas para el cultivo de pinos. Desde entonces, los bosques han desempeñado un importante papel económico en la región, primero con la extracción de resina y luego con su utilización en la industria forestal. El bosque es el corazón y la fuente de todas las industrias de transformación de la madera: viveros, producción de madera aserrada, fabricación de productos acabados para carpintería, ebanistería o fábricas de embalaje de papel y cartón. A diferencia de muchos otros países productores, aquí no son las grandes industrias las que poseen la tierra, sino los silvicultores, que poseen el 90% de la superficie forestal. El bosque de Hossegor está cubierto principalmente por 4 especies de árboles. La mayor parte está cubierta de pinos. Pero este espacio natural también ofrece un hábitat ideal para los robles ingleses, los alcornoques y los madroños occidentales. El destino de Hossegor cultiva la imagen del bosque majestuoso y hospitalario. La gran particularidad de la ciudad es que se ha integrado perfectamente en el espacio natural, cuyo estado natural se ha conservado en gran medida durante el asentamiento de la región. El objetivo de Hossegor es gestionar el territorio de forma sostenible y mantener la cultura vegetal. A largo plazo, este recurso natural puede utilizarse sin agotarse un día. De este modo, no se centrará sólo en la industria maderera, sino también en la experiencia del bosque para sensibilizar a la gente sobre su importancia. Un recorrido de descubrimiento del ecosistema, organizado todos los veranos por la oficina de turismo, explica a los visitantes sus usos, su entorno vital y sus orígenes para que comprendan las razones por las que debe conservarse en el futuro. Hossegor, tierra de contrastes y caracteres, que ha sabido no sólo modelar y dar forma a su patrimonio natural, sino también preservarlo y protegerlo de la explotación. Una historia sobre el vínculo entre el hombre y la naturaleza que está lejos de terminar.